20 jun 2009

LA TRAMPA (1)



Artículo de Opinión por Álvaro Bajén, secretario general de UPTA Aragón. Abogado

Con demasiada frecuencia hacemos mención al "mercado" como una expresión que permite, si se liberaliza y actúa la "mano invisible", la riqueza de los pueblos. El Foro Económico de Nueva York mantenía la tesis de que la globalización es la única vía para acabar con la pobreza y que esta era inevitable. Por el contrario, Porto Alegre mantenía que cuanto más crece esta globalización más ganan los ricos y peor están los pobres.


Ante la crisis actual, dejo a ustedes la respuesta. Sólo diré que la avaricia rompe el saco.


Pero en definitiva, ¿qué es el mercado? Soy de la opinión de que no es más que una excusa. Fíjense en la definición del diccionario (no tiene desperdicio): "provecho y ventaja que por especial condición y pacto disfrutan algunas personas según los estilos de los lugares"


Es evidente que si no controlamos el "mercado" del petróleo volverán a subir los precios. Es evidente que si no controlamos los precios de los productos agrarios, éstos volverán a subir de forma acelerada. Más aún nos harán creer que "son síntomas de la recuperación económica". Es evidente que hay fuerzas interesadas en que no se desplomen los precios de las viviendas (con lo bien que nos vendría a los consumidores precios asequibles).



El mercado tiene tantas imperfecciones que generalmente una parte minoritaria impone condiciones de precio y abusa de su condición.


El mercado no es un ente abstracto que ha creado el hombre en siete días. Es una gran falacia pensar que introduciendo competencia y liberalizando los mercados hay redistribución de la riqueza y mejora social. El mercado tampoco es un ente abstracto que funciona sólo. Decir esto es engañar a la gente, es disfrazar al zorro de cordero para que los grandes se coman "a todos los posibles competidores" (los pequeños), en perjuicio de los consumidores.


En los mercados actúan dos grandes fuerzas: los productores y los compradores. El comprador, generalmente sin información, no tiene libertad de elegir y está condicionado por esa minoría a la que antes hacía referencia.


Que el Estado tiene que intervenir es claro. Más no sólo regulando sino también creando empresas, forzando a la apertura de nuevos mercados y favoreciendo la democracia empresarial.


Los autónomos tenemos derecho a entrar en esos "mercados" vedados y prohibidos para nosotros hasta el día de hoy.

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